Gori, la infancia georgiana del malote Iosif que a golpes se convirtió en Stalin

Entramos en la convulsa Georgia para llegar hasta la casa donde el dictador creció a la sombra de un padre violento. «No fue tan malo; lo que pasa es que era georgiano», dice un vecino. Su memoria es hoy negocio: en el museo consagrado a Stalin se venden tazas, calcetines y hasta vino con su nombre Leer