Roberto Bustos Morales tiene 71 años. De su padre no supo nunca nada y de su madre, sólo el nombre. No había cumplido diez años cuando un cura de un orfanato de Tarragona le separó de sus hermanos y le entregó a un matrimonio que le obligó, denuncia, «a servir como un esclavo a cambio de techo y comida». Le llamaban Andrés. La pareja sigue viva y se defiende: «No tenía dinero, entiéndame» Leer
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