Maduro se protege en el poder con sus fetiches mágicos: el anillo del Sai Baba, el pendón de Pizarro, el sable de Urdaneta…

Preocupado por el futuro de las dictaduras latinoamericanas, el hombre al que Chávez hablaba desde el más allá a través de un «pajarito chiquitico» ahora está abrazado al evangelismo y su base popular obediente. A su hijo, Nicolasito, le ha encargado los asuntos religiosos del partido Leer